Vecino del pueblo, de esos
que te saludan cuando te cruzás con él haciendo la compra diaria y nunca más de
un buendía.
Ahora me para, me echa un
aliento que conservó en salmuera desde la cena de anoche para preguntarme si yo
soy el que vio hace unos días en el diario.
-Era un diario viejo- aclara:
-iba a envolver unos huevos y vi su foto.
Voy a explicarle que a veces,
coincidiendo con algún equinoccio, publico una novela y salgo en el diario.
No hace falta.
-Pero cambié de idea- dice,
-los huevos envueltos en papel de diario se rompen fácil. Conseguí una huevera
de plástico.
Se va como vino, aunque antes
de perderse detrás de una góndola agrega:
-Buena foto, se lo veía
bastante más pendejo: retocada, ¿no?
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