Era
un tipo de pocas palabras. Decía menos que lo indispensable y, como escritor,
ni falta hacía leerlo.
Los
editores, felices con él. Era récord de ventas sin siquiera haberlo editado.
Huía de la prensa y sin embargo sus admiradores lo acosaban.
Un
día desapareció sin dejar rastros.
Ni
una página escrita.
Sólo
el recuerdo de los millones que no lo habían leído nunca.
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