¿Qué está primero, la
angustia existencial o el texto poético que la convoca?
Leo, a veces, escritos de
adolescentes, de pibes y chicas que adolecen, que cruzan el desierto florido de
la pubertad recogiendo los huesos de otras muertes, cadáveres apócrifos,
esqueletos de la nada.
Y a menudo la tristeza que
contienen se deshace en una risa por cualquier cosa, por aquel payaso, por la
incoherencia del sabio, por la cita de amor o por la moral que apesta.
No tengo otra respuesta que silbar
tu canción de entonces, tomar tu mano como si aún estuviera a tiempo de no
haberte perdido.
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