Sudestada en Buenos Aires.
Las contaminadas aguas de un
río bajo y marrón amenazan las costas, expulsan a sus pobladores, agrisan el
paisaje, tiñen de tristeza infinita los infinitamente tristes barrios de la
ribera sur, las islas del Delta, la hoy desierta costanera.
Pienso esta tarde en “Sudeste”,
en “La balada del álamo Carolina”.
Pienso en Haroldo Conti.
Lo secuestraron hace mucho,
cuando la lucha social y política era acribillada cada día con sus noches,
cuando la condición de poeta y la de revolucionario parecían indestructibles.
El viento salvaje del sudeste
se lleva las hojas de un desencuadernado ejemplar de “Mascaró”, pájaro nunca
muerto que levanta mil vuelos y al que trato de capturar para recuperar algo, un par de frases de entre tanta belleza.
Hola Guillermo
ResponderEliminarpodrías darme un correo electrónico, donde pueda contactarte.
Muchas gracias
Luciana Velloso