sábado, diciembre 17, 2011

VAMPIROS DE POR ACÁ NOMÁS


La existencia del vampiro humano está más que científicamente comprobada. No se ha avanzado, sin embargo, en la clasificación del genoma vampírico de unos cuantos. 
Investigadores de la universidad de Koennisberg reunidos en Santa Rosa de Calamuchita, cerca de casa, detectaron en los alrededores de esta localidad serrana unas precarias cabañas deshabitadas –restos de un plan de viviendas oficial nunca ejecutado- en cuyos interiores se encendían las luces después de medianoche. 
Venciendo ancestrales terrores, un grupo de elite de esos investigadores se acercó a las casas, blandiendo los correspondientes crucifijos y estacas de madera. 
Para su sorpresa y decepción, las casas estaban efectivamente deshabitadas, no hallaron ni un murciélago al que adjudicarle algún antepasado o lejano pariente transilvánico y descubrieron que el origen de las luces era el deterioro de un sofisticado sistema de encendido automático que se activaba a la hora señalada y cuya programación original –que coincidía con el atardecer- había sido modificada por la obstinación del óxido sobre circuitos dejados a la intemperie por la imprevisión de los constructores que habían abandonado la tarea en cuanto el estado provincial abandonó sin arrepentimiento la obligación de pagarles.
Así, con explicaciones parciales de una realidad construida a medias y a largo plazo inescrutable, es que se reproducen a su albedrío y sin control ni posibilidad alguna de una clasificación responsable de sus genomas, los vampiros humanos.

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